Disfrutar de ese tapiz natural que es el pasto es tarea de la cosecha. Sí, a partir de otoño: porque es ahora cuando nos toca replantar y revisar su situación para poder disfrutarla con los días soleados del próximo año. Pero, más allá de elegir las semillas adecuadas para cada zona del jardín, como vimos hace unos días, es muy importante empezar por una tarea básica: preparar la tierra.
Una forma de asegurar que lo que plantamos crecerá fuerte y sano. Y, si empezamos a desear tener nuestro primer césped, un punto de partida para disfrutar de un jardín saludable. Y sin prisas, porque este trabajo de asentar el suelo es la mejor manera de asegurar que nuestro esfuerzo por sembrar y regar se verá recompensado.
SINTONIZANDO EL CENTRO
Lo primero que tenemos que comprobar es la tierra en la que vamos a plantar. Para que las semillas de césped tengan éxito, debemos asegurarnos de que tenga una textura arenosa y que no haya piedras que puedan dificultar el crecimiento de las semillas. Por esta razón, Nuestra primera tarea es cavar profundo.

De esta manera, sabremos qué hay debajo de la superficie que vemos y podremos eliminar cualquier cosa no deseada. Para que tallar sea útil, es mejor ir unos 30 centímetros en la tierra. De esta forma podremos eliminar no solo cualquier elemento rugoso sino también eliminar las raíces o hierba muerta que podamos encontrar debajo de la superficie.
Para volver a la tierra de su firmeza y nivel, es mejor reemplazar el suelo con la ayuda de un rastrillo. De esta manera, podemos tapar esos agujeros que hemos creado y proporcionar a las futuras semillas de césped un lecho firme y uniforme para crecer.
PRUEBA Y PRESENTE RIEGO DE MALEZAS
Cuando el suelo se vuelve a nivelar, es Es recomendable revisar el sistema de riego. Debemos asegurarnos de que no cree zonas inundadas o que tengamos aspersores que se superpongan (dando más agua a unas zonas y dejando otras sin agua) de la misma forma que es importante asegurarse de que cubra la t – completamente correcto la superficie del césped. Para ello, es mejor regar regularmente para comprobar si la orientación de los aspersores es la correcta y si el drenaje de nuestro suelo funciona como debe.

Pero, además, esta tarea nos permitirá solucionar un problema que no podemos ver a simple vista. Y que es a través del agua y de la espera, podremos saber si hay malezas residuales que puedan crecer, a pesar del trabajo de labranza. Para eliminarlas antes de plantar, lo mejor es dejar un margen en nuestro terreno labrado para ver si hay semillas que puedan haber germinado y aplicar un herbicida completo no residual.
Después de diez días, podemos volver a rastrillar nuestra tierra para eliminar los restos de malas hierbas muertas. Y, lo que es mejor: nuestra tierra estará lista para empezar a plantar ese ansiado césped que nos dará un manto verde natural la próxima primavera.