Agregar una nota de naturaleza dentro del hogar es una excelente manera de cambiar la atmósfera de un espacio. No nos referimos tanto a las macetas, sino a tener un árbol de verdad dentro de casa. Disfruta de tu inspiración y presencia. De esa nota única que tienen y a la que no tenemos que renunciar por dentro. Para lograr ese efecto único, hoy queremos hablarte de una planta verde que no solo es un árbol sino también fácil de disfrutar. Y es que el El cuidado de los ficus de Danielle. son tan fáciles que es imposible no querer tenerlo en casa.
De porte recto y gran número de hojas pequeñas, el ficus Danielle es un una planta muy rústica. Además de esto, es importante saber que puede alcanzar una altura importante. Si la hemos plantado en exterior, espacio al que se acostumbra tras un breve periodo de adaptación y cambio de hojas, puede alcanzar los 20 metros. Pero no te preocupes: aunque cuidemos al milímetro el ficus Danielle por dentro, nunca superará los tres metros. Es una altura que debemos tener en cuenta antes de incluirlo en nuestro hogar.
Si la sencillez del cuidado del ficus Danielle o sus características no fuera motivo suficiente para hacerte con él, hay otro. Una de las especies del peso de los ficus nos permitirá disfrutar de la beneficios de las plantas depurativas, familia a la que pertenece. Y es muy eficaz en la purificación de moléculas de amoníaco, formaldehído o xileno del medio ambiente.
CLAVE PARA EL CUIDADO DE LOS FICUS DANIELLE: ILUMINACIÓN Y RIEGO
Entender el cuidado de los ficus de Danielle es conocer su origen. Planta originaria de Asia, forma parte de la el paisaje natural de países como India, Filipinas o Bali. Unas latitudes que, a priori, nos orientan respecto a sus necesidades.

a) Quemar el Ficus Danielle
Empecemos por un requisito básico para la salud de esta planta: la iluminación. Por su origen tropical, debe ubicarse en una zona bien iluminada. La luz natural es vital para su crecimiento y desarrollo., por lo que tendremos que buscar un sitio de estas características. Si lo tenemos cerca de una ventana corremos el riesgo de quemar sus hojas. Así que lo ideal es quitarlo un poco. Si crecemos de esta manera ficus adentro, lo ideal es sacarlo afuera de vez en cuando. De esta forma, podrá recibir luz directa. Y, como con la mayoría de las plantas de interior, es importante mantenerlo alejado de cualquier fuente de calor artificial.
b) Riego de los ficus Danielle
Otro aspecto del cuidado de los ficus Danielle que debemos cuidar es la humedad. Necesita una buena cantidad de ella para poder crecer, tanto en el ambiente como en el sustrato. En cuanto a esto último, debemos evitar las inundaciones. El exceso de agua puede pudrir sus raíces. Lo ideal es que en los meses cálidos mantengamos la tierra siempre húmeda agua lo menos posible en cal. Y, durante las frías, apliquemos riegos esporádicos según el estado del sustrato.
Además, si vivimos en un clima seco tendremos que aumentar los niveles de humedad ambiental. Para ello, no está de más rociar agua sobre las hojas para ayudarlas a mantenerse hidratadas.

Más allá de estos dos cuidados imprescindibles para los ficus de Danielle, esta increíble planta sólo necesitará uno más: abono. Idealmente, implementamos un abono para plantas verdes cada mes y medio. Una forma de ayudar a cultivar ese verde intenso y mantener las características de sus hojas.
DOS SEÑALES DE ALARMA EN FICUS DANIELLE
Aunque basta ver sobre los cuidados del ficus Danielle para saber que es fácil de cultivar, eso no quiere decir que no presente algunos problemas. O mejor dicho: que la planta nos da la alarma a su manera cuando no estamos haciendo algo bien.
Ya que solo existen dos cuidados imprescindibles para el éxito de esta planta, veamos las dos situaciones en las que nos podemos encontrar: una planta con exceso o falta de sol, o de humedad. Y curiosamente, mucho de eso los síntomas que presenta la planta en adición y defecto son los mismos.
Comencemos con el sol. Si sus hojas comienzan a caer, no está recibiendo la cantidad de luz natural que necesita. Lo que también podría deberse a otros factores: que lo estamos cambiando a menudo o que recibe borradores. Este ficus es extremadamente sensible a los cambios de temperatura, por lo que es importante descartar variables para saber cómo abordar el problema.

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si encontramos eso las hojas de nuestros ficus empiezan a ponerse amarillas, podemos encontrarnos ante el exceso de agua. Si el sustrato retiene humedad, lo más probable es que el problema esté en las raíces. Para corregirlo, lo ideal es cambiar la maceta por un sustrato nuevo, rico en nutrientes.
Sin embargo, a veces cuando las hojas se vuelven amarillas no es solo que haya demasiada agua. También lo hacen por falta de luz natural, así que además de cambiar la maceta, no está de más cambiarla por un lugar más luminoso.
Y, cuando te enteres de los sencillos cuidados del ficus Danielle, ¿quieres tenerlo en casa?