Son auténticos elementos en el diseño de cualquier jardín, pero también son perfectos para vestir de naturaleza una terraza o balcón. Y es solo con ellos que cualquier espacio, incluso urbano, se puede dar a ese punto de bosque que tanto extrañamos. Por ello, por su belleza y flexibilidad, es el momento de descubrir el cuidado de coníferas. Unos que nos ayudarán a disfrutarlos en perfecto estado.
Antes de entrar en detalle sobre los cuidados de las coníferas, es interesante conocer un poco más sobre ellas. Teniendo en cuenta algunos consejos sobre ellos podemos entender lo importantes que son. Y no lo decimos simplemente porque son las plantas más primitivas de nuestro planeta. Nosotros también lo decimos, porque probablemente una de las familias botánicas más grandes que existen, con casi 600 variedades. Un número que nos da una idea de su increíble flexibilidad.
Mirando su enorme diversidad, ¿cómo podemos hablar sobre el cuidado de las coníferas de manera general? La respuesta es simple. A pesar de sus muchas caras, la familia de plantas es impresionante comparte tus necesidades e inquietudes. Un detalle importante ya que, conociéndolas, podemos crecer todo lo que queramos sin demasiada dificultad.
5 CUIDADO DE LAS CONÍFERAS BÁSICAS EN SU MEJOR ESTADO
El cuidado de las coníferas es tan aceptable que incluso son plantas. Apto para los que se inician en la jardinería.. Para hacernos una idea rápida, nada como las pinceladas que nos regala nuestra compañera Paula para ver en este vídeo.
Hay que tener en cuenta que estamos hablando de una familia muy resistente, por lo que la suya los requisitos de mantenimiento son bajos. Y no sólo eso: considerando cuál es su hábitat natural, son capaz de soportar las condiciones más adversas. Un detalle que no podemos pasar por alto, porque es un factor decisivo a la hora de elegirlas.
Pero, además de eso, hay otra razón para no querer renunciar a ellos. Y es que el una variedad de tamaños, formas, texturas e incluso colores hace si o si! Encontremos lo mejor para nuestro espacio verde. Tanto si buscamos una planta rastrera como una planta en crecimiento que nos dé intimidad: entre las coníferas encontraremos lo que necesitamos.
Entendiendo estos dos aspectos, veamos en detalle el cuidado de las coníferas. Algo que nos convencerá de que son una gran elección para nuestro espacio verde, sea el que sea.
1. La temperatura, un factor que no afecta a estas plantas
Hay una razón por la que estas plantas siempre están en la lista de árboles y arbustos resistentes al frio para el jardin. Las coníferas soportan sin problema las temperaturas más duras del invierno, pero también las altas temperaturas del verano. En este último caso, es la única precaución que debemos tomar con nuestra planta rociar las hojas con agua al final de la tarde para refrescarlo.
Pero ¿Cómo pueden estar expuestos, intuitivamente, al frío o al calor? La respuesta está en sus hojas. O, mejor dicho, formarlos. Gracias a él, en los meses de invierno la nieve no se estanca, lo que evita la congelación de las ramas. Y es que, en los meses de calor, es esa cera característica en la superficie de sus hojas la que evita la deshidratación y les permite optimizar el agua.
2. Suelo, profundo y de textura ligera.
Detalles importantes, y muy relacionados con el tema del riego. Las raíces de las coníferas son extraordinarias. sensible al exceso de agua. Por ello, siempre requieren suelos de textura ligera y porosos que favorezcan la eliminación del riego. Y sí: también es fundamental, en tierra y en maceta, que tengan un drenaje eficaz.
Además y cuando se trata de coníferas que crecen bien erguidas, la tierra profunda es fundamental. Solo entonces sus raíces pueden crecer adecuadamente.
3. El riego, el único cuidado de las exigentes coníferas
Sin duda, es una de las tareas más apremiantes que nos obligan muy buen conocimiento de la especie que elegimos. Lógicamente, una conífera enana no necesitará el mismo patrón de riego que una grande. También existen diferencias significativas en la demanda de agua de las coníferas de crecimiento lento en comparación con las coníferas de crecimiento rápido. Por eso, no está de más explorar los detalles de nuestra planta para poder darte lo que necesitas.
Más allá de esta especificidad, las coníferas suelen requerir una agua regular y profunda desde principios de primavera hasta mediados de otoño. También tienen una mayor demanda de agua en sus etapas más jóvenes, ya que la hidratación será fundamental para un correcto enraizamiento. Pero Mucho cuidado con las inundaciones o agua de riego adicional. Podría hacer que nuestras coníferas empiecen a ponerse marrones. Un color que indica que un microorganismo oportunista se ha asentado en nuestra planta.
Y si queremos mimar a nuestras coníferas, nota: todas ellas, sin variedad, sin excepción, aman el agua de lluvia. Así que no te pierdas la opción de regarlas con él.
4. Fertilizantes, regulares en estaciones intermedias
Al igual que el riego, la fertilización es otra de las tareas del cuidado de las coníferas varía según la juventud o madurez de la planta. Aunque se necesita una dosis mayor durante los dos primeros años tras la plantación, una vez establecida nuestra conífera será suficiente con abonar un máximo de tres veces al año.
Los momentos ideales para ello son siempre los meses de primavera y otoño. Dos épocas en las que, a través de fertilizantes especiales de liberación lenta, no solo estaremos nutriendo nuestra planta o agudizando su característico verdor. Además, la fortaleceremos para hacer frente a posibles plagas y enfermedades.
5. La poda, el último cuidado de las coníferas a tener en cuenta
Y llegamos a la última tarea que nos exigirán nuestras coníferas. Uno que busca no solo limpiar nuestra planta sino también moldear su crecimiento. Pero ojo: la poda de las coníferas no siempre se realiza en la misma época del año dependiendo de tu finalidad.
si eso es lo que queremos promover su crecimiento, el momento ideal es a principios de primavera. Sin embargo, si deseamos detener su evolución Habrá que podar entre abril y mayo: época en la que la planta está en pleno desarrollo. También es viable una última poda en septiembre, para ir dando forma antes de la llegada del frío.
Mucho cuidado con esto, porque siempre tenemos que podar en épocas en que no hay heladas.
Siguiendo estrictamente el cuidado de las coníferas, descubriremos algo: qué esmi Son plantas que estarán con nosotros durante mucho tiempo sin exigirnos casi nada.